martes, 30 de septiembre de 2014

Al rico helado de piña

Recuerdo vagamente cuando era niño, pasando las tórridas mañanas de verano en la playa de san juan, haciendo castillos de arena, jugando con mi primo "juanchín" a las palas de madera y bañándome en las templadas aguas mediterráneas. Una de las cosas que más ha permanecido en mi memoria de aquellos días estivales es la animada cancioncilla que cada mañana escuchaba lejanamente por la playa: "al rico helado de piña, para el niño y la niña...", lo que inmediatamente me hacía animar a mi madre efusivamente a que me comprara algún refrescante helado (con escaso éxito tengo que confesar, la economía familiar no estaba para grandes alegrías, salvo en ocasiones muy contadas). Ahí empezó mi afición por estos manjares.
 
Afortunadamente para mi crecimiento y salud mental, por aquellos tiempos la agradable señora que vendía aquellas delicias cuasi-prohibidas debía tener alrededor de unos cincuenta y tantos años, pelo canoso, talla XXL, ausencia parcial de premolares superiores, carnes flácidas, bíceps de leñador canadiense, raza romaní, por no hablar de sus camisetas grisáceas de la extinta CAAM o de los cubos de fregar, con más roña que el palo de un gallinero, que utilizaba llenos de hielo para transportar los ricos heladitos. Aún así, la recuerdo como una persona extremadamente educada y muy entrañable.
 
¿Qué hubiera sido de mí en aquellos maravillosos años, si en vez de semejante ejemplar, cuyos descendientes he visto posteriormente en infinidad de ocasiones vendiendo kleenexs en semáforos de toda la ciudad (un negocio mucho menos estacional que el del helado, sin duda, y seguramente bastante más rentable), la vendedora hubiera sido la bella Jana Pérez?
 
 
 
Modelo española (o catalana, debería precisar) de renombre y actriz incipiente, con sólo seis añitos ya era la reina de los anuncios de televisión. A sus 28 primaveras le ha robado el postre (y me parece que el corazón) a Bradley Cooper en la campaña a nivel mundial para la firma Häagen-Dazs, como anteriormente hizo con Javier Bardem y otras muchas celebridades del mundo del celuloide y del papel cuché.
 
 
He aquí el anuncio en cuestión, que no puedo quitarme desde hace meses de la cabeza, y que me ha hecho plantearme acudir a sesiones de psicoterapia o a someterme a tratamientos de electroshock:
 

 
Porque digo yo... ¿Se puede comparar un polo de limón semiderretido y chorreante con un maravilloso Häagen-Dazs "secret sensations"? ¿Se puede comparar a un gusano con una bella crisálida? ¿Se puede comparar a la gitanilla (o mejor dicho, en escrictus sensu, gitanaza) de la playa con la bella Jana?
 
Juzgad por vosotros mismos:
 

 
 
 

 











 


  
 
Al igual que el "secret sensations" o el "cinco jotas", la poleita en cuestión sólo es apta para paladares refinados y gourmets de alta selección, siempre hay quien preferirá el chopedpork o el polo con colorantes y sabor a medicamento.
 
Al rico helado de piña....

1 comentario:

BARESI dijo...

Entrada con Mayúsculas tanto por el giro narrativo como por la poleita en cuestión!!! Estoy seguro de que algunos manjares están más allá de ciertas tendencias . Como el helado de piña o de limón...de ciertos sabores se enamora uno para toda la vida!!